En los años anteriores a 2005 habíamos construido aquí un pequeño paraíso con un hermoso y gran huerto, un gran número de animales diferentes como patos, gansos, pollos, pavos, gatos y perros y dos caballos. En el medio había también algunas cabras y cerdos e incluso avestruces estaban corriendo por ahí. Fueron días de trabajo intensivo y hermosas experiencias, que no quisimos dejar para ir a Alemania.
Queríamos preservar todo esto y teníamos contactos con gente que quería vivir aquí y cuidar la propiedad (sin animales). Pero desafortunadamente cada uno de estos compromisos terminó en una decepción y después de unos años la propiedad y la casa estaban bastante maltratadas.
Finalmente, antes de que se quedara vacía durante mucho tiempo y se desintegrara lentamente, decidimos venderla. Pero extrañamente, estos intentos siempre terminaban con el mismo resultado: había potenciales compradores que incluso invertían dinero en pagos por adelantado y finalmente se retiraban de la compra.
¡Era como una situación embrujada! Nada se movía con esta propiedad y casa, que una vez fue nuestro paraíso. Al mismo tiempo, se produjeron varios robos y prácticamente todo lo que se podía utilizar se retiró: el suministro completo de energía solar, todo lo metálico, incluidos los grifos de agua, construcciones robustas de madera, etc. Fue una lástima! ¿Qué hacer?
¡Simplemente rendirse y “cancelar” no era posible para nosotros! Y otra vez un contacto español se acercó a nosotros. Como grupo, los jóvenes querían usar la propiedad como punto central de una forma de “cooperativa”. Una idea que correspondía a nuestras ideas. ¡Un rayo de esperanza! Volamos a España unas cuantas veces, hablamos con la gente, debatimos y encontramos formas e ideas comunes de cómo construir algunas cosas nuevas, interesantes e inspirativas. Un tiempo lleno de iniciativas, actividades y esperanzas. Y además tuvimos la oportunidad de practicar nuestro español. Resultado de este tiempo: excepto un mejor español – desafortunadamente ninguno, porque el grupo se desintegró después de dos años!
¡Claro! Hubo un resultado, una especie de certeza! Fue puesto en palabras por un sabio miembro de la familia: “Creo que tu terreno y tu casa no quieren dejarte ir. Quizás debáis continuar allí.”
¿Pero cómo? ¿Y con qué? Se acercaba el 65 cumpleaños de Christoph (todos nos envejecemos un poco y quizá hasta nos volvemos más sabios) y con eso una (no muy grande) pensión a la vista. Con esto podríamos vivir bastante bien en España a nivel muy sencillo (sobre todo si no tienes que pagar el alquiler).
Así es como el plan llegó a realizarse, con la jubilación nos trasladamos a España a nuestra casa (o lo que quedaba de ella) y empezamos de nuevo.
Cómo todo empezó
Cómo todo empezó